Redacción
Dicen que son dos personas ligadas al pasado político de Alberto Ramos Corona, al panismo tradicional, doctrinario de finales de la década de los 90 y principios de los 2000. Ambos empujaron proyectos azules, pegaron propaganda, repartieron volantes e hicieron parte de la talacha para el triunfo del entonces panista que llegó a la Presidencia Municipal.
Carlos Eligio Inzunza y un tal Hugo, amigos inseparables que se tapan con la misma cobija, se conocen hasta sus mañas y han cimentado una sólida relación entre sí que ni el huracán Willa los separó.
Los dos son operadores, “gorilas” de la vieja escuela, conocedores de todas las trampas habidas y por haber para ganar elecciones, en síntesis, “mapaches” que se han sabido ganar la vida en las administraciones públicas municipales de Escuinapa y por nada del mundo desean estar fuera del presupuesto.
Han padecido juntos los estragos de no tener ni para un vaso de agua cuando por equivocación han estado fuera de la nómina, pero cuando se levantan, no desperdician por nada del mundo la oportunidad para sacar ventaja personal sin importarles perder hasta los valores más elementales del ser humano.
Ahora que ya no son panistas, al igual que Alberto Ramos Corona, Carlos Eligio y Hugo coinciden en el proyecto de la deformación de Escuinapa, son leales hasta cierto punto y los tres no tienen memoria, tampoco vergüenza como así sucede con Jorge Hariz Piña, que después de que fue encarcelado por obra y gracia del ex alcalde panista que hoy es regidor, ahora comparte con él las mieles del poder.
Todos son una familia que se reparten como botín el poder municipal, mientras que el Alcalde Emmett Soto Grave, también se confabula con ellos a través de su primo hermano, Marcos Grave, de quien se sabe que es el poder tras el trono y el mismo que autoriza las publicaciones que a través de algunos perfiles falsos de Facebook lanzaran a diestra y siniestra en defensa de la moribunda administración que supura pus por su mala operación.
Dicen que el tiempo borra todo, sin embargo, aunque la era tecnológica está muy avanzada, la escritura sigue siendo lo principal, el papel y los impresos quedan plasmados y es muy difícil que se borren, más los de puño y letra, como el recado que Alberto Ramos Corona algún día le envió a un operador suyo de confianza quejándose de Carlos Eligio y de Hugo por las malas acciones que según afirmó en su momento hacían, generando una mala imagen al municipio y en especial al panismo, a ese del que hoy reniegan, del que los llevó a la cúspide de la política por muchos años.