EQUIPO DE GERARDO VARGAS MARCHITA EL TRÉBOL

* Prensa e imagen son selectivos con los medios de comunicación y se comportan de manera grosera

Xicoténcatl Barajas

Sin perder el porte de un político incluyente, tolerante y respetuoso, Gerardo Vargas Landeros, ex secretario General de Gobierno y aspirante a la gubernatura se presentó ante periodistas y comunicadores de la capital sinaloense para sostener un encuentro.

Sin embargo, muy flaco es el favor que su equipo de prensa e imagen le hace al nativo de la colonia irrigación del municipio de Cajeme del Estado de Sonora, ya que, mientras él sigue firme sumando adeptos y simpatías por gobernar la tierra de los once ríos, hay quienes le restan y le entorpecen sus movimientos.

Tal es el caso de la encargada de coordinar a los medios de comunicación, María Elena Murillo Rojo, quien sigue con las mismas ínfulas de cuando fue administrativa  de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado en la época de Juan Millán, pues también ahora es selectiva con tales y cuales, practicando de paso la denostación.

Pues resulta que ¡Aquí Política con Tambora! a invitación expresa del propio Gerardo Vargas se presentó en el desayuno que sostenía en conocido hotel de Culiacán, pero el trato hacia esta revista fue desigual, ya que, no se le permitió hacer pregunta alguna al actor político.

Y por el contrario, María Elena y un tal Enrique Morales, dizque coordinador de imagen se disgustaron porque en la edición del mes de agosto en su portada está publicada la foto de conocido político sinaloense, que también quiere lo mismo que Gerardo: ser gobernador.

Para aclarar, la revista circula entre suscriptores y promociones de obsequio, y si en el desayuno en comento se regalaron algunos ejemplares, de los cuales el mismo Vargas Landeros tuvo en sus manos uno y con mucha amabilidad lo tomó, por qué entonces sus corifeos se comportaron de una manera tan grosera para con el medio.

Ellos dos le pueden marchitar el trébol de la buena suerte que ha acuñado desde hace años y como bien dice el dicho, ¡no me ayudes compadre!

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