Tonatiuh Barajas
El abuso de la técnica que moldea a la naturaleza y al mundo a su modo, de forma desmedida, desde hace siglos, comienza a cobrar factura para la raza humana, así como al resto de integrantes del reino animal y el vegetal, alrededor del globo terráqueo, pues los cambios climáticos son cada vez más inminentes y ponen en duda la supervivencia de la vida en general.
La manufactura industrial capitalista de los elementos naturales, la explotación de los ecosistemas, por una sociedad de concreto, conectada a la red internacional a través de máquinas que se roban el espíritu de la cultura a cambio de banalidad, moda y placeres efímeros, son el contexto de una especie que ha sido poseída por sus propias invenciones, llevándola hacia una catástrofe planetaria inminente, donde un árbol es talado, se erige un monstruo de materia inerte, un complejo habitacional, un centro comercial, una fábrica que termina por contaminar el medio ambiente a gran escala, todo para sostener el sistema salvaje que impera, el hombre maquina es ya una realidad, lo natural va perdiendo terreno.
“Es mucho más fácil (para la sociedad actual) imaginar el fin de toda la vida en la Tierra, que un mucho más modesto cambio radical en el capitalismo”. Las palabras del filósofo y psicoanalista, esloveno, Slavoj Žižek, representan el acontecer actual de forma contundente.
En México, actualmente, la sequía se convirtió en un problema que parece haber hecho eco en la conciencia de las multitudes, es increíble observar cómo los ríos y las presas se convierten en desiertos, emulando la muerte. La agricultura siendo una de las actividades dominantes en todo el país, se queda con las manos vacías, al observar que las nubes no son beneficiosas y la lluvia no llega, poniendo también en peligro, el consumo humano de alimentos provenientes de las cosechas, así como a la sociedad y a la economía, pues el suministro de agua potable no es el mismo e incluso ya se llega a cotizar de manera privada en las bolsas de valores internacional.
Sin duda la privatización del agua en territorio nacional, que beneficia a grandes empresas extranjeras, para su explotación, han sido parte del origen de la problemática que se vive el día de hoy, pues muchas comunidades rurales no tienen el acceso necesario al líquido vital, mientras los mantos acuíferos son llevados a la sequía por la industria privada, miles de familias adolecen la falta de agua con la cual subsistir.
Un panorama que se asemeja a las películas post apocalípticas de Hollywood, donde la especie humana después de una gran catástrofe global, se ve contextualizada en la encrucijada de tener que buscar formas de sobrevivir en un terreno desolado por el abuso tecno industrial.
A propósito de todo este acontecer, el estado sinaloense es uno de los más afectados por el fenómeno, a tal grado que, se ha requerido de nueva cuenta, la intervención de la manipulación técnica del ambiente, a través del bombardeo de nubes con los químicos pertinentes para la estimulación de lluvias. La ironía recae en que la intervención del hombre, de forma desmedida, ha ido degradando la naturaleza a tal grado de tener que aplicar una especie de RCP para reanimar dicho cuerpo esclavizado que ya no soporta la marcha monstruosa de las huestes humanas cuyos propósitos de cosificación sofocan todo rastro de vida a su alrededor.