* Le incendian el patrimonio que logró siendo político
Xicoténcatl Barajas
Polémico y conocido por su singular personalidad, querido por unos y odiado por otros, Hugo Enrique Moreno Guzmán “El Yiyo” fue víctima de ataques a su patrimonio, mismo que logró consolidar desde que incursionó en la política a principios del siglo 21 como líder cenopista y regidor plurinominal del PRI.
Fue en la administración panista de Melesio Páez Morales cuando su nombre empezó a escucharse en el argot político, pues antes era conocido por ser boletero y maletero de los camiones del transporte que cubrían la ruta de Acaponeta, Nayarit a Mazatlán, Sinaloa.
Habilidoso y con iniciativa, practicando la zalamería, Hugo Enrique se les supo meter a funcionarios y políticos de esa época, entre ellos, a Joel Hernández Niño, representante del entonces gobernador Juan Sigfrido Millán Lizárraga en la zona sur de Sinaloa y, quien lo utilizó como “oreja” de la política municipal.
Desde ahí, “El Yiyo” se dio cuenta que en la política podía crecer y hacer negocios, así lo hizo, durante casi 22 años hasta que por intereses muy personales se deslindó del partido que le diera fama y estabilidad económica, pues dejó de ser el modesto boletero y maletero con el paso de los años y no claudicó hasta ser presidente municipal de Escuinapa.
Aprovechando sus relaciones, “El Yiyo” Moreno se hizo de varios permisos del transporte público, combis, aurigas, taxis y muchos otros beneficios derivados de las negociaciones políticas y demás berrinches que supo capitalizar, como fue su incursión a los medios de comunicación habilitando un programa de Facebook sin registro de la Secretaría de Gobernación desde el cual se proyectó.
Por su forma de ser sembró muchas discordias y se enemistó hasta con quienes lo ayudaron en sus ocurrencias por permanecer en la política, incluso, desconoció al constructor de su candidatura a la alcaldía, a su pariente político, Germán Escobar Manjarrez, ex dirigente de la CNC y ex diputado local y federal.
Al no poder sostenerse ya en el PRI por su enfermiza obsesión de seguir en el poder, decidió bajarse del proyecto del gobernador del Estado, Quirino Ordaz Coppel para sumarse al Movimiento Ciudadano e ir como candidato otra vez por la presidencia municipal, no sin antes haber “amarrado” para su hija la regiduría en el cabildo escuinapense.
Su campaña fue controvertida pero intensa, con eventos públicos y discursos incendiarios e hirientes que pudieron haber lastimado a alguien, pues su pasión por seguir siendo el mandamás en la perla camaronera no tuvo límites y en el movimiento naranja encontró la oportunidad que le fue negada en el tricolor.
Pero haya sido como haya sido, es reprobable el grave ataque que sufrió en sus propiedades que fueron incendiadas por delincuentes que, por fortuna, no hay pérdida de vidas humanas que lamentar y tampoco personas lesionadas, por lo que la tarea para la Fiscalía General del Estado en la investigación de los hechos tiene que ser a fondo, más cuando se sabe que hay una denuncia por amenazas que tuvo en el pasado reciente siendo candidato.
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