LA MANO QUE MUEVE LOS HILOS DEL PODER POLÍTICO EN SINALOA

Tonatiuh Barajas

El balance de los poderes en Sinaloa sufrió una sacudida con el caso del ex alcalde de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro, en el que Rubén Rocha Moya y su equipo hicieron un experimento con toda la maquinaria estatal a favor de la destitución de quien se convirtió en una “piedra en el zapato” para el desarrollo de la capital sinaloense, el resultado de tal ecuación fue concluyente y las sospechas cayeron como cartas sobre la mesa: hay una sola mano que mece la cuna del poder político en Sinaloa.

La hegemonía priísta completamente desaparecida del territorio estatal dejó su legado en los despliegues de los contubernios políticos contemporáneos, el poder siempre tendrá ese efecto etílico en quien lo ostente, lo único que cambia son quienes caen en sus tufos embriagadores.

No obstante, los contrapesos siempre habían fungido como tal, para balancear la báscula de las administraciones dominantes hasta cierto punto y, en dado caso, negociar ciertos aspectos, pero con la llegada de AMLO y MORENA en todo el país el panorama se ha reconvertido en un paisaje donde la capitalización del poder recae en ciertas figuras morenistas.

Hoy en día la oposición se empeña en desacreditar la imagen del caudillo tabasqueño, logrando todo lo contrario: una derrota aplastante en sus intentos de manchar una imagen casi divina para la ciudadanía.

En el caso de Sinaloa, tanto PRI, PAN, PRD Y MC, han quedado a deber no a una población que los rechaza, si no, a su propia militancia, pues, sin estrategia alguna han sido relegados poco a poco de aspectos importantes que pueden equilibrar la balanza.

El caso Estrada Ferreiro llevó a sus extremos toda clase de resolución y la sentencia “el fin justifica los medios” se hizo presente para poder llevar a cabo el exilio histórico de dicho personaje.

Entre la parranda, las risas, la felicidad genuina, el espectáculo de un nuevo edil y la esperanza, el velo de la inconsciencia hizo lo suyo y la sed de justicia a toda costa cegó la vista crítica de la ciudadanía, de nueva cuenta, los políticos se asumían como héroes por hacer valer los derechos democráticos, olvidando su papel como un ciudadano más y se hicieron sentir dueños del olimpo.

La misma ceguera que lleva a elegir, elección tras elección, a personajes autoritarios y que cometen acciones arbitrarias hizo su efecto desviando ahora la mirada de un punto igualmente importante e injustificable como las acciones del antiguo edil: la polarización del poder y el uso del aparato gubernamental.

Es de gran importancia que hoy y a futuro los sinaloenses tengan un ojo bien puesto en los movimientos sobre los cuales el poder se despliega, pues, sus oscilaciones son las que determinan la realidad en la que viven, dado que, esa misma fuerza es la que puede ser usada en su contra en un momento dado para coaccionar algunos de sus derechos. El clamor de la justicia y la libertad son indispensables, no obstante, no hay que olvidar los hilos que determinan y marcan las pautas del día a día.

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