- Refrenda respeto absoluto a todas las expresiones y fuerzas políticas, a las libertades y a los derechos de la oposición
Redacción
Tras la presentación de su primer informe de gobierno en un evento histórico e inédito que reunió a distintos grupos y personajes más allá de las diferencias ideológicas e intereses, Rubén Rocha Moya cerró de manera concisa y pertinente el año número uno de su gestión al frente del ejecutivo estatal.
Compareciendo ante la 64 legislatura en el Congreso del Estado y recibiendo la aprobación de los diputados locales, Rocha Moya, abrió una nueva página política concerniente al año 2023 y aseguró un ambiente que permita la debida función de las distintas esferas del poder en Sinaloa, y la perduración de su Plan Estatal de Desarrollo.
Un aspecto importante que se fue trabajando desde su base, con altas y bajas en el camino, moviendo las piezas en el tablero con inteligencia y operando estratégicamente en el ámbito de la negociación de cara a un futuro que posibilite la coexistencia de una política diversa.
“Como demócrata de toda la vida, refrendo mi respeto absoluto a todas las expresiones y fuerzas políticas; a las libertades y a los derechos de la oposición. El pluralismo es la sabia de la democracia, el diálogo y la tolerancia son el método y el valor que la hacen viable y le dan solidez. A nadie debe asustar, por tanto, el hecho de que tengamos diferencias y visiones discrepantes porque hay procedimientos institucionales y legales para dirimirlos, aunque por demasiado tiempo haya parecido así, hoy sabemos que nadie es oposición o gobierno para siempre y se equivoca quien procede sobre esta falsa premisa».
El ejercicio de la rendición de cuentas de manera personal de Rocha ante los distintos poderes y la ciudadanía consolida su imagen como un político de corte alternativo, rompiendo la cadena construida por el antiguo régimen, y lo compromete al ejercicio minucioso de una administración realista cuyo sentido social también deberá seguir entregando resultados objetivos.
Por otra parte, las expectativas en torno al mandatario se han elevado para lo que será su segundo año de gobierno, pues, los resultados presentados correspondientes a noviembre de 2021 a noviembre de 2022, por el badiraguatense, han cimentado la esperanza de un porvenir distinto en la ciudadanía.
Se pronostica un bullicioso 2023 en lo que concierne a la política gruesa y de gobernabilidad, aquella política de amagues que se juega debajo de la superficie mediática.
Pues, los movimientos electorales ya han comenzado a fraguarse desde rincones en silencio y las diferentes aspiraciones, alianzas y enemistades serán determinantes, ya que, marcarán el rumbo del poder en el Estado.
Aunado al coqueteo de las “corcholatas” presidenciables que han arribado a la tierra de los once ríos para instaurar sus comitivas con distintas facciones y cuya influencia definitivamente repercute en el balance gubernamental sinaloense. Ante esto, las fichas en el ajedrez ya se están acomodando para una nueva partida, y Rocha Moya tiene una responsabilidad de proporciones descomunales al ser el encargado de sostener un ambiente propicio, en la medida de lo posible para el balance de la pluralidad de poderes que buscarán disputarse el todo por el todo en las mejores condiciones de cara al 2024.
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