Tonatiuh Barajas
La realización de la primera Feria Internacional del Libro en la capital sinaloense se consolidó como una primera piedra angular cuya base servirá, para que, Culiacán y su población, tengan el acceso de primera mano a los cambios que suscita la lectura de un libro al abrir nuevas posibilidades de ver y comprender la realidad.
Un evento que se llevó a cabo del 8 al 14 de diciembre en el corazón de la ciudad, en la mítica plazuela Obregón, donde día a día miles de culiacanenses transitan, y que, con el evento realizado en dicho lugar, se dieron cita con muchas obras que captaron la atención de más de uno.
En el lugar se contó con la asistencia de distintas editoriales nacionales, cuyos stands ofrecieron diversidad en cuanto a géneros literarios y autores, además, de la participación significativa de librerías locales e independientes, nativas de Sinaloa, sin dejar de lado el acervo bibliográfico conformado por exponentes sinaloenses que también se ofreció por parte de la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Instituto Sinaloense de Cultura.
Además de que se contó con la organización de una zona para incentivar la lectura en niñas y niños, donde se llevaron distintas actividades como talleres que acercaron a las infancias a los libros, también, se hizo presente la divulgación del trabajo artístico de talentos locales que contaron a su vez con su respectivo espacio.
Por otra parte, en una sección especial, se presentaron las obras de autoras y autores, quienes a través de sus escritos hicieron posible el avance del programa de este acontecimiento histórico, acercando a la gente de a pie, tanto jóvenes y adultos, más allá de los herméticos espacios donde muchos pseudo intelectuales se emborrachan de café.
Por primera vez en Culiacán la lectura se sacó al barro de las calles, a la realidad de la ciudad golpeada por muchas desgracias, resaltando la importancia y nobleza de la lectura, unas de las actividades esenciales de la vida humana, como una vía alterna para repensar la realidad circundante.
Será menester de cara al futuro que la acción colectiva de las autoridades gubernamentales y el interés ciudadano sostengan esta práctica que sin duda trae un rostro distinto para la capital de Sinaloa tan estigmatizada, por lo que, la circulación de los libros y su lectura en manos de muchas personas abre infinitos caminos y posibilidades de ver y entender la realidad desde un punto de vista crítico.
Un trabajo que coadyuva a entender y sanear las deficiencias estructurales que han sumido a una sociedad entera en la marginación, la desigualdad, la falta de educación, oportunidades reales en la vida, y que a su vez ha generado la barbarie criminal de violencia de la mano del narcotráfico.
El jueves 8 de diciembre del año 2022, día de inauguración de la FIL, quedará como un día histórico de gran contraste que se levantó de cara a un nuevo camino social ante aquel fatídico jueves 19 de octubre del 2019, conocido como el “culiacanazo”, pues, ahora, ante el estruendo de las balas se levantan la circulación de los pensamientos plasmados como en la tinta y el papel.
Finalmente, el evento fue clausurado en el Ayuntamiento de la ciudad con una conferencia impartida por el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, quien dedicó una charla a la obra “El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo” obra de la autora Irene Vallejo, en presencia de distintas personalidades de la política local y representantes de las letras, quedando así sembrada la semilla cuya potencia de germinación hacia el futuro puede redireccionar de manera clave el destino de Culiacán y su cultura.
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