A.B.Z.
Con mucha actividad y efervescencia política se va el 2023, dejando suspirantes y aspirantes a candidaturas con ansias locas de seguir viviendo del erario público o, bien, deseosos de colarse a las nóminas de los gobiernos, senado de la república y congresos, tanto de la unión como locales, sueldos nada despreciables que en estos tiempos de crisis son de ensueño para los habitantes de a pie que tendrán que conformarse con el pírrico aumento del salario mínimo que entrará en vigor el 2024, con una canasta básica que sigue subiendo y elevándose hasta las nubes, por lo que, en nada mitigará la desesperación de los jefes del hogar que ya no encuentran a qué Santo encomendarse para poder llevar comida saludable y digna al seno familiar. Y en ese escenario estarán los pretensos de todos los partidos políticos en el nuevo año tratando de convencer una vez más al sufrido y aguantador pueblo para que voten por sus respectivas propuestas, unas ya muy trilladas que son utilizadas campaña tras campaña, sin ninguna novedad porque todo sigue más mal que cuando estábamos peor. Ya desde ahorita se ve a los golondrinos y aventureros que buscan desplazar de las posiciones en sus institutos políticos a los que más méritos tienen, pero que no cuentan con popularidad, mucho menos con rentabilidad electoral, pero sea como sea, la atmosfera política aquí en Sinaloa está brumosa y los ganones son los líderes factureros y viatiqueros de los partidos, los dueños de las agencias de publicidad, que venden los espectaculares por todo México, los restauranteros y hoteleros, sin que el INE o cualquier órgano electoral ponga orden y aplique las leyes electorales, ya que, se los pasan por el arco del triunfo, así es que, por lo pronto, hay alianzas muy extrañas y la mayoría de los políticos están comiendo bazofia sin importarles cual hedionda esté, todo sea por saciar sus apetitos personales e intereses mezquinos tratando de utilizar a Juan pueblo con argucias y artilugios, como si este no estuviera más politizado que ellos…Y me despido con decir que: ¡La Libertad de Expresión es Nuestra Mejor Arma de Justicia Social!
