Tonatiuh Barajas
“A palacio o a la chingada” fueron las palabras de Andrés Manuel López Obrador antes de su tercer intento como candidato abanderado por la izquierda mexicana, ahora bajo el color guinda del Movimiento de Regeneración Nacional con el cual logró ganarse la confianza de 30 millones de mexicanos en todo el país, hasta ese entonces sería el candidato más votado de la historia, en julio del año 2018, logrando así un triunfo contundente que lo llevó a la presidencia de la república.
La revolución de las conciencias en el pueblo se hizo escuchar de manera contundente, abriéndose paso para dejar atrás el antiguo régimen de corrupción de los partidos conservadores que impulsaron la doctrina neoliberal que llevó a la nación mexicana a un largo periodo de decadencia cultural, económica, social, saqueo, intromisión de países extranjeros y la carencia de una identidad nacional.
AMLO, como se le conoce comúnmente, desarrollaría su faceta como líder durante los años 90´s en el Partido de la Revolución Democrática, fundado después del fraude electoral de 1988 del cual fue víctima el entonces candidato a la presidencia de la república Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y toda una nación que anhelaba el cambio.
Ese mismo año López Obrador, quien se había unido al movimiento de Cárdenas Solórzano, se convertiría en el candidato a la gubernatura de Tabasco por el Frente Democrático Nacional, misma que no pudo alcanzar. Sin embargo, lejos de acabar con él, este suceso sería el inicio de la historia de un líder sin precedentes en el país, pues en 1989 asumiría la dirigencia del PRD en su tierra y su carrera política se desarrollaría a través de la protesta civil y su rechazo a lo que llamó como la «mafia del poder», convirtiéndose en una figura cuyos actos harían eco en la población mexicana las siguientes décadas.
“El éxodo por la democracia” fue el movimiento que AMLO encabezó desde Villahermosa, Tabasco, hasta la Ciudad de México, como manifestación pacífica en contra de los resultados electorales municipales de aquel entonces. Posteriormente, en el año 1995 encabezaría otra protesta de esta naturaleza llamada la “caravana por la democracia” y en 1996 también acompañaría a comunidades indígenas en la defensa de sus tierras afectadas por las acciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ese mismo año asumiría la presidencia nacional del PRD.
Llegaría el nuevo milenio y AMLO sería el segundo jefe de gobierno de la Ciudad de México elegido por el voto popular, este triunfo representaría su consolidación como una figura política de gran fortaleza. Sin embargo, su enorme popularidad y férreo ataque a la cúpula política conservadora, lo harían blanco de las embestidas y calumnias con toda la fuerza mediática a favor del estado.
Estas acciones derivarían en el famoso desafuero y el fraude que se fraguaron a mediados de los 2000´s, sucesos que se convertirían en un punto de inflexión en la nación, pues, de ahí en adelante el tabasqueño no frenaría su marcha y, con un proyecto alternativo de nación se dedicaría a ir al encuentro del ciudadano en todos los rincones del país lo que terminaría por influir poco a poco en el corazón de los mexicanos, sobre todo, de aquellos que se encontraban en los sectores más desprotegidos y olvidados.
Se despediría del PRD y formaría MORENA, primero como asociación civil, ente que se convertiría después en una fuerza política descomunal y que, en menos de una década, desplazaría por completo a la clase partidista tradicional.
Tuvieron que pasar años de lucha constante de parte de López Obrador junto a otros millones de ciudadanos sistemáticamente desplazados por el Estado, el cual, con el paso de los años, se habría convertido en un instrumento para el beneficio de unos cuantos, que simulaban una democracia, pero en el fondo la realidad era otra.
Finalmente, el 2 de julio del año 2018 las urnas reventarían con la demanda de un cambio y así fue, luego de recibir la banda presidencial, las acciones de una administración con una conciencia de la situación real del territorio mexicano, emprendió políticas que se materializaran en acciones concretas para el pueblo, haciendo mella en el gran malestar estructural que hasta entonces se había padecido desmedidamente, iniciando así la cuarta transformación de la vida pública en México.
Atendiendo las causas y los problemas de raíz con programas sociales, rescate del sector enérgico, regeneración de las empresas estatales en beneficio del pueblo y la defensa del territorio nacional frente a la voracidad de los capitales extranjeros, una distribución más justa y equitativa de la riqueza que ha tenido gran impacto en la sociedad, así como acciones para contrarrestar gradualmente la gran brecha de desigualdad, discriminación y falta de oportunidades para grandes sectores de la población marginados por el sistema durante décadas, fueron los objetivos de AMLO como presidente, resumiéndose en la dignificación de la vida de todo mexicano que años atrás se le había negado.
De tal manera que, así terminó devolviéndole a México un fuerte nacionalismo e identidad, heredero de culturas milenarias, de los ideales de la revolución y del general Lázaro Cárdenas del Río, pues, el esquema neoliberal que el PRI y el PAN implementaron e incrustaron en la sociedad y cultura intentó desaparecer todo esto y además convirtió el acceso a las necesidades básicas y los derechos humanos fundamentales en una mercancía en perjuicio de los más desfavorecidos.
Se despidió Andrés Manuel López Obrador, encarnación de un destino, auténtico, demócrata, ideólogo y maderista consecuente con el espíritu de la revolución mexicana que tuvo como máxima la demanda del ¡sufragio efectivo, no relección! rompiendo así las mentiras que durante años se fraguaron en su contra por parte de aquellos que lo acusaron de autoritario y como un potencial dictador, demostrando frente a sus huecos adversarios su calidad humana y dejando ahora en manos de una digna heredera la continuidad de la transformación del país: Claudia Sheinbaum Pardo.