IMPARABLE LA MAFIA DE BATA BLANCA EN SINALOA

  • Persiste el tráfico de pacientes de hospitales públicos a clínicas privadas

Xicoténcatl Barajas

La transformación en el sector salud fue solo una promesa a medias por parte del gobierno de la república de Andrés Manuel López Obrador, quien no ha logrado extirpar el cáncer de corrupción en los hospitales públicos que dirige “la mafia de bata blanca” conformada por médicos especialistas que trafican con los pacientes que son transferidos a sus clínicas privadas para tratarlos cobrando fuertes sumas de dinero.

El negocio de la salud persiste, está a la vista de todas las autoridades del sector, sin embargo, las generaciones contemporáneas de médicos están monetizadas y descaradas, por lo que el juramento hipocrático ya es historia y un simple formalismo, porque los mercaderes titulados como galenos lucran con el dolor de los enfermos y sus familias, presionando con el señuelo de que los nosocomios públicos se encuentran desbordados y sin equipamiento, así como sin medicinas y otros implementos necesarios para brindar atención digna, pero no  renuncian a sus dobles plazas, viven de los impuestos del pueblo.

El Hospital Regional del ISSSTE en Culiacán es el vivo ejemplo de la corrupción y deshumanización de la mayoría de los médicos cirujanos que ejercen con cédula de especialistas, ya que, en vez de realizar su trabajo con profesionalismo, hacen con los pacientes una industria lucrativa, pues al ver la desesperación de la familia por encontrar la cura de su enfermedad, estos sin recato les niegan la atención y como alternativa les ofrecen la transferencia a sus clínicas privadas prometiendo sanación con procedimientos quirúrgicos onerosos.

Enfermos de todas las especialidades no se escapan de “la mafia de bata blanca” que opera en el ISSSTE, IMSS, Hospital General, Hospital Civil y Centros de Salud públicos.

Lamentablemente, la mayoría de esos pacientes son adultos mayores que no son atendidos con dignidad bajo el argumento de que los hospitales públicos están saturados, condición que les cae como “anillo al dedo” para ofrecer -con dinero en la mano- cirugías y servicios clínicos en el Hospital Ángeles, Clínica Culiacán, Clínica Santa María y muchas más que están surgiendo como hongos gracias a las políticas de la cuarta transformación que tiene ricos a los médicos sin escrúpulos que no se tientan el corazón para hacer cobros abusivos, al fin de cuentas, en ellos hay frialdad y los pacientes engrosan cifras, porque en esta vida, dolorosamente, “tanto tienes, tanto vales; nada tienes, nada vales”.

A ellos no les importa que el tiempo no les alcance para actualizarse, pues están convertidos en “cucarachas” de hospitales, salen de uno y entran en otro cargando el mismo recetario cuando la ciencia avanza a pasos agigantados, situación que a los nuevos egresados de las facultades de medicina también les dificulta acomodarse en alguna plaza porque “la mafia de bata blanca” es la que tiene el control de los hospitales de Sinaloa, de la cual forma parte también el secretario de salud estatal, Cuitláhuac González Galindo.

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